Cubillos del Rojo – Montes Claros
Sueño
Estoy buscando un lugar para vivir. S.S, una mujer que vivió durante dos años en mi piso de Barcelona, me invita a su casa, mi casa. Me deja una habitación espaciosa y me instalo pero, en un momento que me ausento, pierdo la habitación porque la ha ocupado un amigo de S.S con su hijo (o hija). Es horrible porque tengo que recoger todo, que ya lo tenía montado y marcharme. La sensación de inestabilidad y de pérdida de territorio es muy angustiante.
Aunque duermo bien me despierto alguna vez durante la noche. Oigo de madrugada a unos jóvenes volver de la fiesta del pueblo de al lado. La sensación de inestabilidad y de pérdida de mi espacio es muy inquietante. Salgo de Cubillos entre las 11:00 h y las 12:00 h. Tras comprar comida en Soncillo, entro en la zona del embalse del Ebro y empieza a soplar un viento que no parará en todo el día. En un pueblo pegado a Bustamante entro en un bar y veo «Rabas: 4,50€.» Me apetecen mucho pero no me lo puedo permitir. La sorpresa viene cuando con la clara que pido me ponen una ración.
En Reinosa, saliendo de una pastelería, se me acerca una pareja interesada por mi viaje en bici. Me cuentan que acaban de estar en Aguilar de Campoo caminando y que han visto unas formaciones rocosas producto del cuaternario, cuando el mar cubría la zona. Después de visitar en Fontibre el lugar exacto desde donde nace el Ebro vuelvo a Reinosa. Dudo sobre si tomar el GR99 para continuar el viaje hacia la desembocadura así que le pregunto a una mujer, que me responderá espantada:»¿Que quieres ir a la desembocadura del Ebro? Querrás decir al nacimiento…¡DIOS, pero si el Ebro desemboca en Zaragoza más para allá! ¡Si yo fui una vez en autobús y me pareció un aburrimiento!…»
Decido no seguir el GR así que bordearé el embalse hacia el sureste por carretera hasta llegar a otra carretera que baja paralela al Ebro. Le pregunto a un grupo de gente como llegar al siguiente pueblo, Bolmir. Un hombre de unos 55 años, alto, con un bigote blanco muy poblado, se me acerca y muy cerca de mi cara, con cierto aire de superioridad me da unas indicaciones. Yo le miro a los ojos a través de sus gafas de sol y entonces él, al encontrar mi mirada, cambia inmediatamente de actitud, se distancia unos centímetros y dulcifica la voz, no sin turbarse un poco. Le agradezco con una sonrisa sus indicaciones y continúo.
Ya en ruta parece que va a llover así que protejo el equipaje. Al final no llueve y el viento no es tan riguroso como ayer en el norte del embalse. Llego a un cruce que va a Bustasur y al monasterio de Montes Claros y decido a quedarme a dormir aquí. Ya son aproximadamente las 20:00 h. Sigue amenazando lluvia y estoy cansado. Estoy al lado de la carretera pero trato de ser muy discreto. El lugar es muy agradable con el río Ebro fluyendo con fuerza.