Vitoria – Bergara //
Por la mañana voy a la biblioteca (algo que me encanta hacer en las ciudades que visito) para preparar las siguientes jornadas del viaje. Después de comer, salgo hacia Bergara. Hago una parada en el embalse de Ullibarri-Gamboa, que abastece de agua a Vitoria.
Enseguida entro en Guipúzcoa por carreteras regionales. Paso por pueblos como Eskoriatza, Aretxabaleta o Arrasate. El paisaje del interior de Guipúzcoa es exhuberante, muy húmedo. Hay enormes puentes uniendo los montes por todos los lados y fábricas, como la de Fagor. La naturaleza y la mano del hombre se mezclan de forma espectacular.
Llego a Bergara hacia las ocho de la tarde y aún subiré unos 400 metros durante 7 kilómetros por la carretera que va a Azkoitia, por la montaña, entre los valles del Deba y el Urola, buscando un hipotético refugio de Gorla del que he oído hablar. Sin embargo, por unos lugareños, me entero de que no existe. Ya de noche, doy con una casa que una vez fue una sociedad cultural; la casa tiene un gran porche, un lugar perfecto para quedarme a dormir.