Cameros – Logroño
Ortigosa – Nieva – Torrecilla – Viguera – Nalda – Albelda – Alberite – Villamediana – LogroñoDe todas las noches que llevo durmiendo al raso ésta ha sido la mejor. La temperatura, ideal. Mientras desayuno en Ortigosa hablo con mi hermano. Quiero intentar un acercamiento después de tantos años de distancia y se me ocurre que puedo pasar por Fuenmayor a mediodía y comer con él.
Vuelvo a Nieva haciendo el mismo camino que ayer a la tarde, pasando por el pantano de Rasillo y, de ahí, a Torrecilla por la nacional. A partir de entonces seguiré un camino originario de la época romana que bordea el Iregua. Este camino no está adaptado para bicicletas y haré bastantes kilómetros a pie, con lo cual me retraso del horario previsto y me será imposible llegar a comer con mi hermano. No puedo avisarle porque me he quedado sin batería en el móvil y, por un lado agradezco que la situación sea así; aunque tengo la idea de que un encuentro con mi hermano podría ser positivo, en realidad tengo algo de miedo a afrontar la situación y algo en mí me dice que no servirá de nada hacer el esfuerzo.
Cuando llego a Viguera, al final de la vía romana, ya bien entrada la tarde, me encuentro con una de las vistas más espectaculares que nunca he tenido frente a mí: los Cameros en primer plano, Logroño enmedio a lo lejos y la sierra de Cantabria al fondo. El momento es sublime, glorioso, imposible de fotografiar. Bajo de Viguera a Nalda y de ahí a Logroño por un camino llano. En Logroño, después de comer en casa de mi madre iré a la desembocadura del Iregua para dar por finalizado simbólicamente el viaje.