Marais d’Orx – Sare //
Hay algo obsesivo en mi necesidad de documentar mi vida, especialmente cuando viajo, algo que me desconecta de la vida y que me aferra al pasado. Se trata de un exceso de control que me aproxima a algo que tiene que ver con nuestro concepto sobre lo que es la muerte. Anoche, aprovechando el ordenador de I.T estuve varias horas recopilando material, pasando textos a limpio, mirando mapas de lo recorrido y lo por recorrer hasta que en un momento dado la tableta gráfica con la que trabajaba dejó de responder, se estropeó. Mi amiga se enfadó, yo no quise responsabilizarme de lo ocurrido. Esta mañana, cuando me he levantado de la cama, I.T ya había salido, así que no me he despedido de ella.
Tomo la carretera que lleva hasta Bayona y en Tarnos tengo que tomar un desvío por una pista ciclable paralela a la costa. Una costa que en gran parte tiene el cartel de prohibido por tratarse de una zona militar. Cuando llego a Bayona, aprovecho para visitar la ciudad en soledad y después vuelvo a tomar la carretera hasta Saint Pée sur Nivelle, desde donde tras hacer un descanso continúo la ruta hasta Sare, un precioso pueblo en la falda de una montaña que separa España de Francia.
Y en Sare descubro un camino que desde tiempos antiguos llega a Zugarramurdi y que se solía hacer a caballo. Decido tomar este camino siguiendo unas indicaciones en forma de caballo azul. El camino pasa por bosques con árboles de formas misteriosas. Esta era una zona tradicionalmente de brujas y, en cierto modo, se nota por el ambiente. En un momento dado las indicaciones azules desparacen y me pierdo. Paso por una casa donde unos habitantes extraños y salvajes me vuelven a orientar. Sin embargo, no tardará en caer la noche y viendo que no conseguiré llegar hoy a Zugarramurdi, acampo en un prado, en lo alto de la montaña.